La bolsa de Nueva York se vio obligada a suspender las operaciones de los principales índices por un lapso de 15 minutos luego de que sufrieran una baja del 7% en la apertura de la sesión. Es la primera vez que Wall Street implementa esta medida de emergencia desde noviembre de 2016, cuando Donald Trump ganó las elecciones presidenciales.
El nerviosismo en los mercados financieros está alcanzando niveles no vistos desde la última gran crisis de 2008. El Standard & Poor 500 perdió más de un 6% de su valor y cotiza en las 2790 unidades, el Nasdaq Composite colapsó un 5,54% y el Dow Jones Insdustrial Average se desplomó hasta un 5,73%.
El lunes negro en los índices de todo el mundo fue causado por la inesperada respuesta de Arabia Saudita al desinterés de Rusia por firmar un nuevo acuerdo para recortar la producción del petróleo.
El reino árabe, principal miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), aseguró que la expansión del coronavirus tuvo un impacto brutal en la demanda del crudo a nivel internacional y que la única forma de lidiar con la situación es acordar un nuevo ajuste para las petroleras.
“El brote de Covid-19 ha tenido un gran impacto adverso en las previsiones económicas globales y en las de la demanda de petróleo, particularmente para el primer y el segundo trimestre”, expresó la OPEP a través de un comunicado.
Luego de que el gobierno ruso manifestara que no iba a firmar ningún acuerdo porque ellos estaban conformes con el precio del barril a 42 dólares, Arabia Saudita inició una guerra petrolera y realizó el recorte de precios más drástico en los últimos 20 años. A su vez, la empresa estatal, Saudi Aramco (SE:2222), informó a sus compradores que aumentará la producción de crudo en unos 2 millones de barriles por día.
Durante la madrugada del lunes, el precio del barril WTI de Texas se desplomó más de un 32% y llegó a comercializarse por debajo de los 28 dólares. Por su parte, el Brent cotizó en los 31 dólares por barril en el peor momento de la jornada.
Uno de los únicos activos que reaccionó de forma alcista ante la debacle financiera fue el oro, que en su apertura se disparó hasta los 1700 dólares por onza, valor que no alcanzaba desde 2012.