Por Gustavo Bonato y Roberto Samora
SAO PAULO, 13 mayo (Reuters) - El nuevo ministro de Agricultura de Brasil, el millonario del sector agrícola Blairo Maggi, adoptaría una política más amistosa con los negocios en uno de los mayores exportadores de materias primas del mundo, aunque ambientalistas lo consideran como una amenaza para la Amazonía.
Maggi, quien alguna vez fue conocido como "el rey de la soja", ingresó al club de los multimillonarios de Brasil a sus 40 años, cuando asumió el control del conglomerado de operación de granos, logística y energía de su padre, Amaggi Group.
Eventualmente cedió el control cotidiano de la empresa e ingresó a la política, sirviendo dos mandatos como gobernador del estado de Mato Grosso a partir del 2002 y ganando un escaño en el Senado por el mismo estado en el 2011.
El jueves, Maggi se sumó al gabinete del presidente interino Michel Temer, quien asumió el poder mientras la suspendida mandataria Dilma Rousseff es sometida a un juicio político en el Senado por presuntamente manipular las cuentas públicas. que ingresó al Senado, Maggi se ha concentrado en agilizar la burocracia, a la que culpa de frenar la productividad del sector agrícola. También está interesado en modernizar las prácticas agrícolas en Brasil, el mayor exportador mundial de soja, café, azúcar, jugo de naranja y carne de vacuno y ave.
Poco después de que Maggi se convirtió en gobernador de Mato Grosso, el grupo de activistas Greenpeace le otorgó su premio "Motosierra de Oro", debido a su respaldo a los esfuerzos por destruir bosques en el sur de la Amazonía para sembrar soja. Maggi negó cualquier violación a las leyes de protección del medioambiente.
Desde entonces, ha trabajado por frenar la tala ilegal y la deforestación por parte del sector agrícola, al que él considera como un protector del ecosistema. Creó un programa para supervisar a las granjas cerca de la Amazonía a través de imágenes satelitales. No obstante, Mato Grosso sigue estando entre los estados con mayores tasas de deforestación del país.
Un desafío que enfrentará es la disminución de las líneas de crédito privadas de prestamistas que buscan reducir su exposición a las materias primas en la actual caída del mercado, así como las mayores tasas de interés y exigencias más estrictas para acceder a préstamos del gobierno destinados a la agricultura. (Escrito por Reese Ewing; Editado en Español por Ricardo Figueroa)